Las tuzas pueden ser destructivas en tu jardín, pero los científicos descubrieron que tienen el efecto opuesto en ecosistemas en vías de recuperación. El monte Santa Helena es un volcán en el estado de Washington. Entró en erupción en 1980 y destruyó millas de bosques alrededor de la montaña. La erupción cubrió la montaña con varios pies de ceniza. El suelo en el que podían crecer las plantas quedó enterrado debajo de ceniza y roca.
Los científicos sabían que las tuzas fertilizan el suelo al moverse. A las tuzas a veces se las llama ingenieras de ecosistemas porque pueden cambiar su hábitat. Los científicos se preguntaron qué sucedería si se liberaran tuzas en partes del área que fue destruida por la erupción. Soltaron a las tuzas solo por 24 horas.
Los resultados fueron notables. Los científicos regresaron a la zona seis años después. En el área donde fueron liberadas las tuzas crecían 40,000 plantas. El área cercana casi no tenía ninguna.
Al cavar, las tuzas sacaron tierra a la superficie. También dejaron semillas y esporas en sus excrementos. Esto permitió que crecieran nuevas plantas. Hoy en día, los efectos del trabajo de las tuzas aún se pueden ver.
¿Qué opinas? ¿Cómo pueden los científicos usar lo que han aprendido?
Photo Credit:(t)NPS photo by Gillian Bowser/U.S. National Park Service, (b)Lyn Topinka/USGS