Los huracanes son grandes tormentas. Algunos huracanes tienen cientos de millas de ancho. También pueden ser peligrosos. En septiembre pasado, el huracán Ian azotó la costa oeste de Florida. La tormenta trajo lluvias intensas, vientos fuertes y grandes olas. Muchas casas quedaron destruidas, se cayeron árboles y se inundaron edificios grandes. El huracán Ian causó daños graves.
La mayoría de los huracanes ocurren en los meses de otoño, cuando el agua del mar es cálida. Los huracanes se forman sobre las cálidas aguas del mar, cerca del ecuador. El aire cálido y húmedo que está sobre la superficie del mar se eleva, o sube. Esto hace que el aire a su alrededor sea “aspirado” hacia un área de baja presión. Este aire “nuevo” se vuelve cálido y húmedo, y se eleva en forma de espiral. Este flujo de aire forma nubes. Los huracanes giran alrededor de un centro calmo, llamado el ojo. En el ojo de un huracán no hay nubes. Alrededor del ojo, se encuentra la pared del ojo: la parte del huracán más peligrosa con los vientos más fuertes, las nubes más densas y la lluvia más intensas. La mayoría de los huracanes son inofensivos en el mar. Pero si se trasladan hacia tierra, ¡sus vientos en espiral pueden alcanzar velocidades de 75 a 200 millas por hora!
Y tú, ¿qué puedes hacer? ¿Cómo puedes prepararte para un huracán en tu localidad?
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