El huracán Florence se dirigía a toda velocidad hacia Carolina del Sur y del Norte. Sus vientos se desplazaban a 140 millas (225 kilómetros) por hora. Justo antes de tocar tierra [cuando un huracán llega a tierra desde el océano], el huracán disminuyó su velocidad. Los vientos no causarían tanto daño como se temía. Pero lo que vendría sería mucho más peligroso que los vientos huracanados: inundaciones.
Durante los días siguientes, cayeron 8 billones de galones (30,2 billones de litros) de agua sobre Carolina del Norte. Mucha gente tuvo que evacuar [dejar un lugar por razones de seguridad] sus hogares. Fue la inundación más grande que haya afectado la costa este de los Estados Unidos. Ya ha dejado de llover. Sin embargo, el peligro continúa. Las grandes cantidades de agua que bajan por los ríos amenazan con inundar más localidades.
Las Carolinas tardarán mucho en recuperarse del huracán Florence. Pero en todo el país hay gente que está brindando ayuda. Más de 6.000 miembros de la Guardia Nacional están ayudando a las víctimas de las inundaciones. Hay voluntarios que suministran comida y refugio, y hasta rescatan mascotas.
Y tú, ¿qué puedes hacer? Investiga sobre organizaciones caritativas que ayudan a la gente afectada por el huracán Florence. Habla con el personal de tu escuela para hacer una colecta allí o en tu localidad a beneficio de los afectados por el huracán Florence.
Photo Credit: NASA